Precedido por sus Emires y encima de una carroza, que representa un fértil oasis, se encuentra el Capitán de Moros. Lucía un traje diseñado por el escultor alcoyano Ismael Llorens Vilaplana, vestía telas nobles de color beig claro, evocando las arenas del desierto, el interior de las boca mangas eran de color salmón suave, en el turbante, también en color beig, lucía un yelmo dorado. El traje estaba rematado por una capa de color marrón bordada en hilo de oro. En el centro, atravesando la faja, lucía una gran daga granadina. (Tomado de la Revista del Capitán 2007).

    

 

Unos guerreros africanos que, a los sones de tambores y percusión, imitaban una danza guerrera al más puro estilo africano, abrían el paso al Alférez, que era bajado en volandas por 40 porteadores que iban balanceándose a los sones de la marcha mora “El Moro del Sinc” de Rafael Giner. El Alférez lucía un precioso traje diseñado por Alejandro Soler, una espectacular túnica con fondos negro grisáceo adamascado  con un fino hilo dorado que, con el contraste de la capa roja, daban a entender los colores básicos de nuestra Filà, el rojo fuerte y el negro del pantalón y una impresionante pechera de metal.

 

 

La guardia personal del Capitán, formada por doce Emires sobre caballos, es seguida por parasoles, quemadores aromáticos, el abanderado del Capitán, un grupo de moritas y un dosel. Esta introducción enmarca la presencia de Juan Bordera Llorens, que va de pie sobre una carroza, en la cual destacan unas aves exóticas dentro de unas jaulas. El currículum festero del Capitán reafirma la condición del personaje, que recibe continuas muestras de afecto y de admiración de un público plenamente imbuido en el ambiente de la tarde.

 

 

Todo el boato es obra de José Moiña. El compositor Alcoyano Rafael Mullor Grau compuso para la ocasión Alférez Ligero 1992, que sirvió para que unas bellas danzarinas salieran de dentro de la  carroza  y realizasen  unas bonitas coreografías sobre la marcha. En la parte superior de la misma estaba Francisco Cánovas Bernabeu el elegido para el cargo. El diseño de su traje con abundacia de metales, sobre túnica blanca. Escoltado por sus caballeros que lucían lujosas espindargas. La favorita del mandatario desfilo sobre una plataforma, con túnica blanca y turbante negro. Su belleza y simpatía hizo arrancar del público muchísimos aplausos.

 

 

El Capitán  y su “rodella” lucen un traje pocas veces, diríase que nunca, visto. Un traje talar rojo con bordados de oro y motivos geométricos, turbante de forma bulbosa de poderoso atractivo. Saluda solemne, mientras le cercan sonidos de chirimías, atabales y sonajas. El capitán de los Ligeros no solamente está a la altura de las circunstancias sino que supera lo que de él y de la fila se podía esperar. Una carroza con moros nobles y otra con un camello figurado en pleno desierto, a la vera de un oasis. (Tomado de la Revista de Fiestas de 1980).

 

 

A las ocho menos tres minutos de la tarde el Alférez moro llega a la plaza de España. Es Juan Bordera, visiblemente emocionado, que marcha a pie acompañado de su hijo y “rodella”, llevando su caballo de cabalgada y combate detrás. El traje es espléndido, original, de gran efecto tanto por las piezas como por la calidad y los tonos de las telas empleadas, lo que unido a la altura del personaje, le da un carácter eminentemente soberbio. Lleva una escolta de chirimiteres, sus favoritas. Una carroza con los caballos de la emblemática de la Filà, cuajada, además, de minaretes nazaritas.(Tomado de la Revista de Fiestas de 1979).

 

 

 

 

El estreno de una nueva enramada y un día espléndido acompaño a nuestro Capitán. Túnica negra, turbante en rojo y blanco con plumas al viento y a lomos de un blanco corcel. Bonitas carrozas con los símbolos más indentificativos  de la Filà.

 

 

 

 

En aquel año de 1965 la fila  decidió  que el joven  Javier Vilaplana fuese el Alférez, que realizó su entrada triunfal en las cales de Alcoy a caballo. Dos preciosas  carrozas fueron lo más destacado de la entrada.

 

 

 

 

La chispa y el ingenio volvieron hacer gala en la capitanía  de los nuestros. Traje señorial de enorme vistosidad, una fina lluvia acompañó a los ligeros en la tarde abrileña. Una escuadra con autentico sabor africano cerró la parada del Capitán.

 

 

 

 

Una fina pero copiosa lluvia impidió que el Alférez, que llegó a iniciar la salida como asimismo su Escuadra de Negros, pudiesen continuar el desfile, teniendo que retirarse a los pocos momentos. (Tomado de la Revista de Fiestas de 1953)

 

 

 

 

Aunque nuestra Filà no pudo ostentar el cargo de Alférez en 1939, por la Guerra Civil, si hubo un Capitán moro por los Ligeros en 1940. Desfiló a caballo con pausada cadencia oriental, rica en sedas y coloridos, donde brillan las medias lunas en las banderas musulmanas.

 

 

 

 

Como venía siendo tradición en nuestra Filà, quien desempeñaba el cargo  de Alférez al año siguiente protagonizaba el  de Capitán. Con breves cambios sobre el diseño original de la Alferecía, Rafael Pla se lució a lomos de un precioso corcel. Suntuosidad oriental, verdes banderas y bellas arcadas que simulaban minaretes.

 

 

 

 

 

La Filà puso el colofón a una magnífica Entrada de Moros con la Alferecía  representada  por D. José Pla, vestido con un traje fino y exquisito.

 

 

 

 

 

En aquella tarde  abrileña la Filà Ligeros abrió la Entrada Mora  con ”El Sarguero” al frente del ejército de la media luna.

 

 

 

 

 

Fester con mucho amor a  la Festa, ya que aparte de protagonizar el cargo de Alférez fue Primer Tro de la Filà.

 

 

 

 

Tuvo el privilegio de representar a los Ligeros dos años consecutivos.  Por aquellos tiempos en los diseños había muy pocos cambios entre el traje del Alférez  y el  del Capitán por falta de recursos económicos.